martes, 7 de septiembre de 2010

Más allá del Bicentenario

Antes de 1810, Argentina era el poema de las tierras del sur, de las minas del Potosí.
Era la tierra de los querandíes, los diaguitas, los huarpes, los ranqueles y los guaraníes.
Hoy esa tierra, con nombre de mineral, es un país que la atraviesan los colores, el fútbol, sus ideas, sus paisajes, sus recursos y, por sobre todo, su gente, siempre con la idea de que se puede ir aun más allá.

Argentina es un bote que no se cansa de remar. Ese bote se llenó muchas veces de agua, casi se hunde con el tsunami bancario en el 2001 y estuvo todo un siglo luchando contra las aguas turbias de los golpes de estado.
Es un país que fue diverso, es y será diverso, porque son las tierras en las que convivieron las plumas filosas de Sarmiento, entre su civilización y su barbarie, y Jauretche, donde radicalismo y peronismo marcaron el paso a paso del clamor popular contemporáneo.
Es la tierra en la que convivieron los hombres de Mayo enojados con España, los caudillos de la Argentina profunda enojados con Buenos Aires, los militares enojados con los indígenas y en el siglo pasado, los militares enojados con el pueblo y con el pensamiento.

Argentina celebra 200 años de encontronazos, de luchas, de sangre, de ideas, de movimilización, de cultura, de arte, de pasiones.
Son muchos momentos para tan pocos años.