miércoles, 29 de julio de 2009

El ascenso en Argentina (o el laboratorio de ratas de la AFA)

Nuevamente (1,2,3... ¿Alguna vez más?) los hinchas del ascenso somos víctimas del regateo futbolístico.

Los torneos de Primera B Metropolitana y Primera C que deberían comenzar en pocos días, postergaron su inicio para mediados del mes de agosto.
De a poco, la mercantilización salvaje del fútbol argentino (que lleva años en Primera División) avanza a pasos agigantados en las categorías inferiores.

Clubes como Almagro, Central Córdoba, Nueva Chicago, Deportivo Español, Flandria, Témperley, Deportivo Morón, Estudiantes de Caseros y San Telmo, son algunos de los que están en rojo.

¿Que ocurrió? ¿Que nos ocurre?

Contratos millonarios con jugadores al borde del retiro, publicidades que no aparecen, quitás de puntos desaforadas, promedios que ahogan y TRIBUNAS VISITANTES VACÍAS.

Interrogantes que son cosa común para los héroes anónimos del ascenso, que bancan y bancan cada balde de agua helada.
¿Algún día el patriarca Grondona se animará a quitarle 21 puntos a Boca, River, San Lorenzo?
Difícil: o no tiene los huevos porque sabe que no le dejan un ladrillo de la AFA en pie o sabe que el almacén no le deja ganancia (dígase entradas, televisación, transas con los punteros de las barrabravas, etc.).

Para ver, "como podría ser esta circunstancia" en la máxima categoría, para eso está el laboratorio, el ascenso, y sus ratas, es decir, los clubes.

¿Cómo no van a estar ahogados los clubes si hoy en día tienen la mitad de la cancha llena por los ya casi dos años de ausencia de hinchadas visitanes y una parte muy grande del dinero le queda a la Policía Federal y Bonaerense, por sus "notables operativos", los cuales se traducen en ser cómplices y muchas veces artífices de cualquier incidente.

Una vez más, los del ascenso bancamos otro palazo.
Justo el ascenso, que es la Universidad del sentimiento futbolístico en este país.
Solo espero que, como la mayoría de las veces, terminen ganado sus mejroes intelectuales: los hinchas.

I.S.

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