Luego de 130 años de aquella embestida final a manos del entonces Ministro de Guerra en 1879, Julio A. Roca, no pocos comentarios de lectores de diarios importantes y editoriales televisivas me hicieron reflexionar (una vez más) sobre el pasado y la actualidad de un tema que, muchos de ustedes sabrán, me interesa notablemente.
Hace unas semanas veia (perdón por lo que van a ver que ví) el programa del Dr. Mariano Grondona entrevistando a un historiador de la Academia Nacional de la Historia sobre los actuales conflictos mapuches, tanto del lado argentino como chileno.
Confeso admirador del Gral. Roca (así como también de otros generales contemporáneos como Lonardi, Onganía, Massera y Cia.), Grondona acordaba con su invitado el hecho de que los mapuches "no son argentinos, sino que son de origen chileno, por lo que no tienen derecho a exigir las tierras de Neuquén que reclaman".
Es curioso que un historiador perteneciente a una institución de tal envergadura como la ANH (nutrida, sin embargo, de gente de derecha retrógrada) no analice que las fronteras entre Argentina y Chile que surgen en pleno proceso de creación del Estado argentino son parte de una idea burguesa occidental que no tiene nada que ver con la historia aborigen americana, que desconoce de fronteras y alambrados y que acostumbraba a intercambiar entre diferentes regiones con los más diversos pueblos.
Esto debe contextualizarse con las actuales formas de estudiar a nuestros pueblos originarios a través del mapa de Argentina, como si en el nordeste los guaraníes solo se los encontraba en el Litoral y no en Paraguay por ejemplo. Lo mismo con los araucanos, los mapuches, los tehuelches y ranqueles, todos pueblos de una movilidad notable.
No faltan claro, mis queridos amigos lectores del diario La Nación, quienes cada tanto envían alguna cartita de amor, tratando de Libertador a Roca y sus expedicionarios y tratando de salvajes y criminales las incursiones de los ranqueles en los pueblos de Buenos Aires y La Pampa.
Se olvidan mis amigos lectores de destacar que, si bien muchos malones tuvieron episodios de violencia que personalmente no avalo, los mismos que realizaban dichos actos veían cómo el avance del hombre blanco iba robándole sus fértiles tierras para pasar a ser enormes propiedades privadas y alambradas, integrándolas al modelo liberal - burgués que comenzaba a afianzarse.
Las continuas expediciones al área patagónica, que finalizan con la caída de Valentín Sayhueque, al sur de Neuquén, trajeron sufrimiento, despojo de sus tierras y muerte a nuestros compatriotas.
Hoy en día, en Patagonia no faltan puestos de artesanías y ventas de remeras y buzos que exaltan aquel ser patagónico, con leyendas como "cultura tehuelche" y/o "arte mapuche", cuando los motivos iconográficos que se muestran pertenecen a pueblos del noroeste andino o más al norte aún.
A su vez, no falta el homenaje de cada pueblo en Patagonia que afianza aquel proyecto de Nación: calles y avenidas con apellidos como Roca, Villegas, Levalle, Uriburu, Vinnter, Alsina.
Un desierto que hoy en día representa casi la mitad de Argentina y posee menos de 2 millones de habitantes y que relega a sus antiguos pobladores a la artesanía y al souvenir de viaje.
Continuará...
I.S.
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